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domingo, 4 de julio de 2010
La sombra del viento.
Y te fuiste en busca de tus sueños, en aquel tren, huyendo de todos nosotros y de ti mismo.
Siempre temí que esos sueños no te iban a dejar nunca ser mío, ni de nadie. Me hubiera gustado verte una última vez, poder mirarte a los ojos y decirte cosas que no sé contarle a una carta.
Ahora ya sé que te he perdido, que lo he perdido todo. Y aun así no puedo dejar que te vayas para siempre y me olvides sin que sepas que no te guardo rencor, que yo lo sabía desde el principio, que sabía que te iba a perder y que tú nunca ibas a ver en mí lo que yo en ti.
Quiero que sepas que te quise desde el primer día y que te sigo queriendo, ahora más que nunca, aunque te pese.
Hay tantas cosas que no puedo contarte... Cosas que nunca supimos y que es mejor que no sepas nunca.
No deseo más en el mundo que seas feliz, que a todo lo que aspiras se haga realidad y que, aunque me olvides, con el tiempo, algún día llegues a comprender lo mucho que te quise.
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