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sábado, 15 de mayo de 2010

Milenka



Ayer soñé contigo. Ya no recuerdo en detalle qué pasaba, sólo sé que nos incluíamos constantemente uno dentro del otro, yo era tú, tú eras yo. Por fin empezaste a arder, no sé cómo. Recordando que el fuego se apaga con ropas tomé un viejo abrigo y te golpeé con él. Pero nuevamente empezaron las trasmutaciones, hasta el punto de que no estabas allí, era yo en cambio el que ardía, y también era yo el que golpeaba con el abrigo. Pero los golpes no lograban nada y sólo confirmaban mi antigua duda de que con eso no es posible apagar un fuego. Mientras tanto habían llegado los bomberos, y de algún modo te salvaron. Pero eras distinta de antes, espectral, como dibujada con tiza en la tiniebla, y caíste, sin vida o quzá solamente desmayada de alegría porque te habían salvado, en mis brazos. Pero también aquí obraba la inseguridad de la trasmutación, quizá fui yo quien cayó en brazos de alguien.

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