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lunes, 22 de agosto de 2011

Y quien no esté de acuerdo, que tire la primera piedra

Puede que una imagen valga más que mil palabras pero sonreír no siempre significa felicidad, al igual que llorar no quiere decir que estés triste. Nos guíamos por la imagen que recibimos de las personas, de su fachada: si sonríe, está feliz y si llora está triste. Si se ríe a carcajadas es la persona más simpática del universo, y si, por el contrario, no le baila el agua a nadie, es un asco de persona. A veces la sonrisa es un arma que el ser humano usa para esconder lo que realmente siente o es; al igual que una cara seria es sólo una coraza para que nadie adentre en su interior.
Puedes enamorarte de una persona por su sonrisa, pero eso es sólo una mínima parte de ella. Puedes despreciar a alguien porque no sonría siempre, pero te olvidas de que quizás, simplemente, necesite algo más de tiempo que el resto para poder sonreír tan fácil como otros, y entonces, prejuzgamos sin tener ni idea de lo que pasa por su cabeza o corazón.

La primera impresión es la que siempre cuenta y jamás nos esforzamos en profundizar si lo que encontramos a simple vista nos convence, y así nos va el pelo...

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